EL VIAJE
Había llegado el día, la ciudad de las luces y del amor me esperaba, tomé mi equipaje y bajé las escaleras lo más rápido que pude, abrí una de las puertas de la parte trasera del auto y lancé las maletas, la cerré y abrí la puerta del lado del copiloto, entré, me senté y suspiré. Mis pensamientos estaban envueltos en mil y un sentimientos, será divertido estar 6 meses sola. Pero mis amigos, Shannon, no lograba imaginar cómo sobrevivir los últimos meses sin ella, como la iba a extrañar menos mal que estamos en la era de las redes sociales. Miré la hora en mi reloj, el vuelo era en una hora, al menos ya estaba lista. Mi mamá me llevo al aeropuerto con las ventanillas de auto arriba y el aire encendido, por supuesto el tráfico en Caracas era desesperante, era demasiado para mi, estaba comenzando a estresarme en medio de ese caos urbano, no podía sacar la idea de mi mente de que no llegaría a tiempo al aeropuerto y perdería mi vuelo a París.
Llegamos y me apresuré en bajar las maletas, y dirigirme al lugar donde entraría a mi avión.
— Uuuff!! – Suspiré y miré a mi madre. Conociéndola, estaba a punto de llorar. — Bueno mamá, es tiempo, te amo, despide a todos por mi y dile a papá cuanto lo amo y lo extrañare. – dije y la abrasé muy fuerte.
— Si hija yo le digo, yo también te amo bebe, me escribes en cuanto llegues. – dijo y me besó la mejilla con lagrimas en sus ojos, no pude evitar llorar al ver que ella lo hacía.
Entré al avión y busqué mi puesto, el número 17. Me senté, encendí mi Ipod, coloqué los audífonos en mis oídos y le di play a la canción “Airplanes – B.O.B ft Hayley Williams & Eminem” ¿Se puede fingir que los aviones en el cielo de la noche son como estrellas fugaces?. Amaba recordar el deseo que pedí a un avión cuando era niña y lo confundí con una estrella fugaz, ese mismo deseo se me estaba cumpliendo, estaba apunto de despegar París.
Los deseos son validos de la forma en que los pidamos, su fin está en que algún día los hagamos realidad…
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