FELIZ CUMPLEAÑOS MAMÁ: PARTE 2
Sabía que lo iba a extrañar, estos días habían sido tan divertidos. Me di vuelta aun con lágrimas en mis ojos, suspiré y me marché. Las lágrimas nublaban mi visión, y fue allí cuando nuevamente tropecé con ese pecho, enfoqué mi mirada ante aquella sonrisa que desapareció al notar mis lágrimas; era Christ.
¾ No estés así… - me abrazó. — No quiero verte mal. –susurró en mi oído. Mi corazón se detuvo, fue tan dulce la manera en la que lo dijo.
¾ Es que... - suspiré — extrañaré a papá...
¾ Seguro volverá pronto, no te preocupes – intentó consolarme.
¾ No es solo eso... - aclaré.
¾ ¿Acaso hay algo más? – preguntó
¾ Si, hoy es el cumpleaños de mamá. - asentí
¾ ¿En serio? ¿No estás bromeando? - preguntó sorprendido
¾ No, ¿por qué lo haría?
¾ No lo sé. –dijo. — Es que… –se quedó en silencio. — Hoy también está de cumpleaños mi mamá. - sonrió
¾ No es cierto... – lo miré con incredulidad.
¾ ¿Por qué te mentiría?
¾ No lo sé, ¿para hacerme sentir bien supongo? – sonreí
¾ En serio no miento. –sonrió — Hoy es el segundo año que no pasó un cumpleaños a su lado. - suspiró mientras jugaba con mi dedo meñique.
¾ ¿A qué hora sales de trabajar? - pregunté
¾ Ya salí... ¿por qué?–
¾ ¿Quieres ir a algún lado?
¾ Puede ser… -sonreí — ¿A dónde?-pregunté — ¿Ya tienes la lista de lugares que visitaremos? -añadí
¾ Aun trabajo en ella.-sonrió — Pero, ¿qué tal si volvemos a la torre?
¾ Me encantaría... -sonreí
Salimos del aeropuerto y tomamos una de esos autobuses que nos llevaría hasta la Torre Eiffel. Una de las cosas por la que me encantaba salir con Christ era que siempre tomábamos el autobús. Me encantaba viajar en ellos. Esta vez presté menos atención al recorrido puesto que entablé una conversación con Christ. Era increíble como él no podía mantener un solo tema a la vez, siempre que trataba de hablar de algo, él me hablaba de otra cosa, era realmente chistoso. Habíamos llegado, nos bajamos, compramos dulces y subimos por segunda vez a la torre, no hizo falta un guía esta vez, me encantaba ver la ciudad desde las alturas.
¾ ¿Qué piensas? –preguntó Christ
¾ En lo maravilloso que es ver la ciudad desde acá. – respondí con la mirada fija al horizonte.
¾ Es hermoso…
¾ Me encanta. – sonreí.
¾ Creo que es mejor que nos vayamos. - sugirió
¾ ¿Tan pronto? Aun no vemos el atardecer…
¾ Es que quiero mostrarte algo -anunció.
Tomamos un autobús de regreso al departamento, llegamos y subimos por el ascensor. Estábamos peleando, le dije que quería comer Pretzel y él empeñado el comprar galletas de almendras; a la final, compramos unos panquesitos y chocolates, ambos éramos tan tercos. Me llevó hasta su departamento, era la primera vez que iba, bueno, ya había intentado visitarlo y no me había abierto, pero bueno, no quería recordar malos momentos. Abrió la puerta y me invitó a entrar primero:
¾ Bienvenida a mi casa… - Anunció. Entré y quedé anonadada al ver que por todos lados habían fotos, cuadros, reconocimientos y pequeñas esculturas, realmente era indescriptible, tan artístico y lleno de recuerdos.
A pesar de todo, era un lugar muy limpio para ser de un chico. En la mesa había un dibujo que se parecía mucho al puente que está sobre el río Sena y un lienzo. Fue inevitable no quedarme viéndolo.
¾ ¿Lo dibujaste tú? –pregunté embellecida.
¾ Si – respondió — aunque aun no lo termino.
¾ Es increíble, no sabía que dibujabas. ¡Me encanta!
¾ No es para tanto. –Dejó escapar una sonrisa y caminó en dirección a una de las gavetas que había en la sala, tomó una especie de cajita con un hermoso lazo rosa en una de las esquinas. — Esto es para ti – dijo y me entregó el obsequio. Estaba ansiosa por saber que era.
¾ Gracias, que hermoso eres. - Sonreí, la abrí y seguidamente mejor que una máquina del tiempo, mis recuerdos me llevaron al pasado. Era un portarretrato con una de las fotos de él y yo juntos del día cuando visitamos por primera vez la Torre Eiffel. — Christ, me encanta… - dije y lo miré a los ojos. — gracias de verdad. – lo abracé.
¾ No tienes que agradecer. Te lo había prometido. – susurró mientras me abrazaba fuertemente. Me encantaban sus abrazos, eran tan dulces, odié el momento en el que sonó el timbre.
¾ Yo voy. –dijo y me soltó. Lo seguí hasta la puerta, quería asegurarme por mi misma quien era la persona que había interrumpido uno de los abrazos que tanto me encantaban. Abrió la puerta, y allí estaba Camille.
¾ Hola Camille –Saludó nervioso.
¾ ¿Dónde te habías metido? Te estuve buscando todo el día. – Reclamó y seguidamente lo abrazó y besó su mejilla. Mi estómago se revolvió. — No me agrada, ¡NO ME AGRADA! – Gritaba para mis interioresEstuve todo el día con Lauren en la Torre –Anunció Christ. — Adelante, pasa. –añadió.
¾ Hola Camille ¿Cómo te va? – sonreí con hipocresía.
¾ Muy bien Lauren ¿y tú? –contestó cortésmente.
¾ Bien... –respondí de una manera tan sutil y seca
Nos sentamos en el mueble y Christ sugirió que viéramos una película, realmente con ella aquí no me parecía buena idea, ya había pasado un mal rato al momento en el que ella interrumpió nuestro abrazo y no quería ni imaginar las rabietas que agarraría si veíamos una película juntos los tres.
¾ Christ ya me voy. – anuncié aun muriéndome de la rabia.
¾ ¿Por qué?-preguntó — No te vayas, quédate. – dijo entristecido.
¾ Es que estoy algo cansada y quiero llamar a mamá para ver cómo estuvo su día –mentí.
¾ Bueno, ¿entonces te llamo mañana?
¾ Me parece genial. – dije desinteresada. — Nos vemos. – me despedí. — Adios Camille – dije y seguidamente en mi mente completé la oración: “gracias por haber llegado a arruinarme el día”. –Sonreí con hipocresía.
¾ Adiós Lauren –sonrió y me acompañó hasta la puerta junto con Christ. Intenté evitar cualquier abrazo, después de haberlos visto abrazados no me quedaba ni la mas mínima gana de abrazarlo por mas que me encantara hacerlo. Me despedí con las manos, me di vuelta para irme, no había dado el primer paso cuando sentí ese brusco jalón desde mi brazo. Era Christ, me acercó hacia él, me abrazó y me susurró al oído: — Buenas noches…
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