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martes, 27 de septiembre de 2011

La Torre Eiffel: Parte 1


Torre Eiffel



LA TORRE EIFFEL: PARTE 1
La noche estuvo un poco fría, pero sin duda había dormido bien. Hoy era el día en el que conocería La Torre Eiffel, tenía que comprobar cómo era y que tanto presumían los parisinos. Me levanté para arreglar todo ese desastre que había dejado anoche.
Luego de acomodar el desorden, me fui a la cocina para desayunar algo, tenía flojera como para cocinar algo complicado por lo que decidí comer algo fácil y eso sería cereal.
Había olvidado llamar a mamá cuando llegué, por lo que no me sorprendí al ver mi buzón de mensajes llenos. No leí ninguno, solo tome el teléfono local y marqué a mi casa en Venezuela.

    Hola? - respondió el teléfono mi mamá.
    Mamá, ¿como estás?. Siento no haberte llamado, no sabes lo bello que es París. No sabes lo increíble que es estar aquí. Si, se que estarás preocupada pero estoy bien.
    Lauren, hasta que por fin te comunicas. Estaba preocupada, cuéntame ¿como te va?
    Bien mamá, fui a recorrer las calles de París y luego al centro comercial Quatre Temps.
    Qué bien hija, te extraño mi amor. Y cuéntame, ¿que más has hecho?
    No mucho mamá, ayer también fui a desayunar con un chico muy simpático que conocí el día que llegué y hoy me acompañará a La Torre Eiffel.
    ¿Y te gusta? – que imprudente mi madre al preguntarme eso, pensé.
    Ay mamá por favor, solo tengo dos días en Paris es solo un amigo. Hablamos luego, tengo que hacer varias cosas.
    Bueno cielo, Dios te bendiga, cuídate mucho. También te quiero.

Por poco y se pone intensa, menos mal que la corté. Contarle algo a ella, sería como decírselo a medio planeta, si mi padre se entera seguramente me cancela todo y me manda de vuelta a Venezuela, no podía ni imaginarlo pues la estaba pasando de maravilla.
Tomé toda la mañana y parte de la tarde para chatear con mis amigos y subir las fotos que me había tomado ayer en la noche. A las 4 debía estar en la torre, para ver a Christopher. Miré mi celular y ví que había un mensaje de papá:
“Lauren, Dios te bendiga. Espero te haya gustado el departamento, ya me llegaron las primeras cuentas de las tarjetas de crédito, no te preocupes disfruta tu estadía en Francia, solo trata de no comprar todo lo que veas. Sigue disfrutando, te quiere papá…”
Por un momento pensé que papá me regañaría por todo el dinero que había gastado, por suerte no fue así. Debía de dejar a un lado un poco lo impulsiva que era al momento de comprar. Me fui a duchar, me arreglé, y decidí irme a conocer la Torre Eiffel. Hoy vería de nuevo a Christopher y eso me encantaba.  No sabía hacia dónde dirigirme, si derecha o izquierda, veía al fondo la torre pero no sabía con exactitud si estaba muy cerca o muy lejos. Le escribí a Christ un mensaje de texto, quería preguntarle como llegar a la torre:
— ”Hola Christ, es Lauren. Siento tanto molestarte pero me podrías decir ¿cómo llego a la torre sin tener que usar un taxi? ¡Gracias!”.
    “¡Hola!, el metro se te haría complicado. Te recomiendo usar los autobuses, sal del edificio y camina a mano derecha en la siguiente cuadra esta la parada ahí te indican cuando sale el próximo autobús”.

Hice caso a sus sugerencias y esperé unos 10 minutos antes de que llegara el próximo bus; era blanco con verde y sus acientos muy cómodos.
    Bonne aprés-midi. – saludé. Mi francés no era lo mejor pero al menos me defendía. Estaba encantada al ver a través de la ventana del bus esa majestuosa estructura de hierro. Estaba en el monumento que desde niña anhelé conocer, La torre Eiffel. Está situada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena. Sentía curiosidad y emoción, quería entrar a la torre, pero antes debía hallar a Christopher, le escribí a su celular para hacerle saber que ya había llegado y segundos mas tarde mi visión se bloqueó, era Christ, había colocado sus manos en mis ojos.
    Hola. – saludé y besé su mejilla
     ¡Estás hermosa! – me dijo y me besó la mejilla igualmente.
    Gracias. – me sonrojé.
    ¿Se te hizo complicado llegar? - preguntó con interés.
    No tanto, solo debo practicar mas mi francés, así se me hará más fácil preguntar y no molestarte. –sonreí.
    Espera, quédate allí, no te muevas. – No comprendí porque me dijo que me quedara parada donde estaba, hasta que sacó esa fantástica cámara de su bolso y entonces noté que era para fotografiarme.
    Sonríe – dijo mientras enfocaba la cámara y disparaba la foto.
    Quedó hermosa. –afirmó Christ sonriendo.

Sacó el trípode de su cámara, lo armó y colocó el disparo automático. Estaba tan embellecida observando su hermosa sonrisa que no me di cuenta que venía corriendo hacia mí antes que se dispararan automáticamente las fotos. Me abrazó sonriendo y me dio varias vueltas. Me cargó en sus brazos y continuó girando, no pude evitar reírme, todo fue capturado por la cámara, unos hermosos y divertidos segundos.

Fuimos a subir la torre, contraté un guía turístico pues quería saber todo referente a este increíble lugar. Subir por el elevador no sería nada aventurero, aunque era alto preferí subir las escaleras y mientras los hacíamos el guía nos contaba cosas de la torre, nos dijo que fue el noveno lugar más visitado del país en 2006 y el monumento más visitado del mundo en el 2007. Seguimos avanzando y llegamos al segundo nivel de la torre, el cual está situado a 115 metros por encima del suelo, sin duda, es el piso que posee la mejor vista, debido a que la altitud es óptima con relación a los edificios que se encuentran abajo y a la perspectiva general.
Subimos hasta el tercer y último nivel de la torre, para llegar a este tuvimos que tomar obligatoriamente el ascensor y fue un alivio porque ya estaba muy cansada. Llegamos a un espacio cerrado lleno de mapas de orientación.
No pudo haber sido mejor ese recorrido, por supuesto las fotos junto a Christopher no faltaron, observamos el atardecer juntos, allí en el tercer piso, fue más que hermoso ver como el cielo enrojece y se hace presente una leve brisa.  Bajamos de nuevo y  me senté en la grama alrededor de la torre; estaba esperando a Christopher que fue a comprar unos helados para comerlos mientras esperábamos que encendieran las luces de la torre.
    Te tomaré una foto con el atardecer, así te llevas un bonito recuerdo de esta tarde. – Se alejó un poco, enfocó la cámara y disparó la fotografía.
    Ahora una contigo. - le pedí con entusiasmo.
    Con gusto – Dijo y colocó su cámara en el césped, nuevamente activó el disparador automático corrió hacía donde yo estaba; se sentó a mi lado abrazándome. Me ayudó a levantarme y fuimos a recoger la cámara, vimos la foto y había quedado fantástica, su sonrisa nuevamente era lo que me cautivaba, para mí, era la sonrisa de Christ lo que hacía hermosa la foto.

Me dejé llevar por mis pensamientos y recordé el momento en el que Bryan (mi primer novio), me pidió que fuera su novia aquella tarde mientras mirábamos el monumento de la plaza Altamira allá en Caracas.
      — Mira eso… - escuché la voz de Christopher.

 Todos los derechos Reservados. (c) 2011 por Autores: Victor Yustiz y Sharlot Vargas.

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