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| Fotografía desde el crucero por el Sena, París. |
CRUCERO POR EL SENA: PARTE 2
Este recorrido también lo tenia que hacer de día, y comparar ambas atmósferas, leí en Internet que ambas son magníficas, ya comprobé que los atardeceres de París enamoran, ahora tenía que comprobar que tan cierto era eso de que las noches en París hechizan.
Comenzamos a navegar por las aguas del río Sena, el crucero duraría unas dos horas y media aproximadamente, otra vez tuve la oportunidad de ver a la torre Eiffel encendida durante la noche.
Y fue allí cuando mis ojos saltaron al ver a ese chico de acento francés cabello rojo, realmente hermoso, me extrañó un poco el hecho que estuviera solo, parecía actor. Yo a alguien así no podría dejarlo solo y menos en un recorrido de esta magnitud, con toda esta atmósfera romántica. Para mi suerte o mala suerte, ya ni se. Se dio cuenta que lo estoy mirando, realmente estaba apenada. De pronto se me acerca y yo casi quedo tan estatua como las gárgolas de Notre Dame, estaba nerviosa, pensándolo bien desde cerca era más hermoso, parecía irreal.
- Hola señorita. ¿Gusta una copa de champaña? – me hipnotizó su mirada y su acento francés me puso nerviosa, no sabía que decir, me quedé paralizada. Sonreí y le recibí la copa.
- Gracias, no suelo tomar pero haré una excepción. – dije; bueno en realidad ni sé que dije. Lo único que me repetía era Lauren concéntrate o quedaras como tarada y bebí un poco de champán para intentar calmar mis nervios.
- Mi nombre es Louise Valois. Un placer conocerla mi bella dama.— El placer es mío, me llamo Lauren Briggs. – respondí con sonrisa.
Tomé de nuevo el equilibrio de mi cuerpo, y bebí lo que quedaba de champán de un golpe, empecé a sentir calor, esperaba que mis orejas no se pusieran rojas para no tener que estropear mi peinado.
- ¿Le gustaría cenar conmigo esta noche?, o ¿está usted con alguien? – me sorprendió esa pregunta, pero sin duda no me negaría.
- No, no estoy con nadie, y claro ¿Porque no? , será un placer. – me mantuve postrada allí mirándolo a los ojos fijamente.
Me tomó del brazo de forma muy caballerosa y encantadora, y me llevó dentro donde la luz era poca y con muchas parejas disfrutando de una cena romántica, nos sentamos en una mesa para dos con velas encendidas, el ambiente era hermoso, El camarero nos trajo langostas, olía delicioso. Y las acompañamos con un buen vino blanco. Durante la cena conversamos mucho, le conté que era de Venezuela y que había llegado hace solo unos días a París a quedarme por un buen tiempo, como lo sospeché el era francés su acento lo delató al momento en el que se presentó.
- Aquí termina el viaje. – escuché su voz francesa decir mientras contemplaba las estrellas del cielo.
- La pasé maravilloso. – dije convencida.
- ¿Podre verla de nuevo, mi bella dama?
- Me encantaría. ¿Que mejor que conocer París con alguien que lleva viviendo desde su nacimiento aquí?
- Me gustaría enseñarle lo bello de mi ciudad, ¿a dónde le gustaría ir mañana? ¿Mañana? - Dios la gente aquí es muy rápida o yo realmente soy muy lenta –pensé-
A unos 10 metros del muelle estaba un auto muy lujoso de color negro, no pensé que sería en algo tan elegante lo que me llevaría de vuelta al lugar donde tomé el bote, pero fue agradable intercambiar palabras, era muy romántico, ¿realmente todos los franceses eran así? –pensé…
Me bajé de la auto al llegar, me despedí moviendo mis manos y el me miró con las ventanillas de su lujoso auto bajadas e hizo lo mismo. Me fui directo a la linea de taxi, y pedí que me llevara al departamento. Cuando llegué al departamento, quería dormir. Todo este cambio de horario me tenia con las horas un poco confundidas, pero mis pensamientos no estaban en orden; este chico Louise era tan hermoso…
Pero, una parte de mi también pensaba en Christ…
— ¡YA! - me dije a mi misma… — necesito dejar de pensar tanto en bobadas…
Al instante siguiente escuché el timbre sonar; me extrañé un poco y fui abrir… Era Christ. No sabía que hacer, o mejor que decirle, decidí abrirle…
- Hola Lauren. – me saludó con un gran abrazo y un beso en la mejilla.
- Hola Christopher, ¿Cómo te va? adelante… - saludé y nos sentamos en la sala.
- Ya esta es la quinta vez que vengo a tocarte la puerta. No quería escribirte porque te quería ver. Siento mucho lo de hoy, en serio.
- No te preocupes Christ, todo está bien.
- ¿Que hiciste? ¿cómo te fue? - preguntó con entusiasmo.
- Maravilloso, quedé encantada con el Sena, es hermoso. Esta ciudad tiene el efecto para siempre dejarme asombrada. – dije con el mismo entusiasmo. — Mira esto… - Saqué mi cámara y comencé a enseñarle las fotos.
- Que lindas fotos. Puedo decir que eres una estupenda fotógrafa. Yo hice ese recorrido hace tiempo pero de día, ¡realmente de noche es espectacular! - Exclamó sonriente… En el segundo siguiente su mirada cambió, se puso rígido y su entusiasmo desapareció, su hermoso rostro sonriente lentamente se fue tornando cada vez más serio. Entonces, fue allí cuando noté que vio mi foto con Louise. –Tragué amargo-
- Y ¿Quién es? – Preguntó con voz rígida.
- Lo conocí en el crucero, es un chico muy amable, se llama Louise. – Respondí aun teniendo ese grueso nudo en la garganta.
- ¡Qué bien! – exclamó desinteresado y me entregó la cámara. — ¿mañana que haremos?, preguntó para cambiar el tema.
- No lo sé, Lou... – Enseguida notó que estaba por nombrar a Louise.
- ¿Lou qué? - preguntó indiferente…
- Nada, aun no sé qué haré. Si quieres, mañana en la mañana planeamos que hacer, ¿Te parece?
- Perfecto… – noté nuevamente su indiferencia.
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