La Bourdonnais |
JARDINES DE VERSALLES: PARTE 1
Desperté agitada a eso de las 3:45am, tras haber tenido esa extraña pesadilla en la que Christopher me advertía que no cruzara el puente que me hacía llegar a donde estaba Louise, aquel pelirrojo francés que conocí en el crucero.
Ignoré los llamados de Christ, y comencé a caminar por el puente que me llevaba a que Louise, cuando llegue al centro, me detuve al escuchar los gritos de advertencia de Christ, volteé a ver y él estaba allí, del otro lado haciéndome señas que regresara, su rostro era inexpresivo y su mirada era de duda estaba un poco alarmado, esa sonrisa que tanto me gustaba no estaba, era como si fuera desaparecido de un instante a otro, pero aun así lo ignoré, seguí avanzando y me encontré con la sorpresa de que Louise, cortó la cuerda que unía el puente al extremo de tierra donde estaba el. Caí al abismo...
Y fue allí cuando desperté…
¿Qué diablos fue eso? - murmuré asustada al levantarme. Estaba sudando frío, sentía calor, casi podía sentir a mi corazón salir a través de mi pecho, escuchaba cada uno de sus agitados y frenéticos latidos. Respiré hondo... Cerré mis ojos e intenté dormir de nuevo.
La luz de la mañana me despertó, miré mi celular y eran las 8:15am, volví con lo mismo de la rutina diaria, escuché sonar mi celular mientras arreglaba mi cama:
— ¿Hola? – contesté
— Buenos días Lauren. – escuché ese inconfundible acento Español.
— Hola Christ ¿Cómo estás? – saludé
— Bien. ¿Estabas dormida? – preguntó
— Recién me estaba levantando ¿por qué?
— Pensé que te había despertado…
— No, en serio acabo de levantarme -afirmé
— Genial. ¿hoy habrá una exposición de fotografía? ¿quieres ir?
— Claro ¿A qué hora?
—Paso por ti al medio día, almorzamos juntos y nos vamos a los Jardines de Versalles, allí es donde se llevará acabo la exposición fotográfica.
—Bien... –Acepté —Solo espero no me dejes esperando como ayer… - se quedó callado… — ¿Estás allí? – pregunté…
— Si – respondió
— ¿Por qué no hablas?
— No es nada, solo espérame, nos vemos. – se despidió y colgó el teléfono.
Escogí un vestido blanco corto, que me encantaba y se adaptaba a la tarde paradisina, me duché y me arreglé, ya estaba lista. Ni siquiera me había dado tiempo para desayunar y estaba empezando a sentir hambre, preferí no comer nada pues a eso era que iba en unos minutos a hacer junto a Christ. Almorzaríamos juntos, ¿A dónde me llevaría esta vez? – pensé entusiasmada y hambrienta, la comida de aquí ya me tenía enamorada, y sus cafés eran sencillamente deliciosos.
Esperé a que Christ llegara durante un largo tiempo, abrí la puerta y lo saludé:
— Hola Christ. – sonreí, y noté que su cabello no lucía alborotado como siempre, estaba en perfecto orden, muy bien peinado, se veía tan hermoso, Simplemente perfecto.
— Hola Lau. –dijo y me besó la mejilla. ¿Lau? ¿Estaba usando un diminutivo? — ¡Que hermoso! –pensé y se iluminaron mis ojos.
— Vayamos a almorzar, debemos llegar temprano a la exposición. – sugirió.
Y eso hicimos, esta vez me llevó a almorzar a Le Bourdonnais un restaurante que estaba cerca del río Sena, tomamos el bus y conversamos durante todo el camino.
— Bueno está es nuestra parada –dijo para hacerme saber que habíamos llegado. Caminamos hasta la puerta del autobús, bajamos y cruzamos la calle, ya podía ver a lo lejos el río Sena. Esta era la parte de París que más había visto y la que sin duda, estaba como preferida en mi lista.
— Es aquí, ¡Bienvenida a La Bourdonnais! – Exclamó Christ. El lugar era muy elegante, tenía un hermoso jardín; dentro había grandes cortinas verdes, y era bastante iluminado, de ambiente cálido y apacible.
— ¡Es increíble! – Exclamé - — realmente hermoso –Añadí-
Christ me sugirió comer un plato llamado “Coq au vin” el cual era una especie de estofado de gallo al vino. De solo imaginarlo me daba nervios, pero si él me lo recomendaba seguramente era porque sabía que me gustaría.
El almuerzo transcurrió rápido, Christ me preguntó muchas cosas de mi y de mi vida, le comenté que quería estudiar Artes Cinematográficas, seguidamente añadí que preferiría estudiarlo en otro lugar que no fuera Venezuela, puesto que lamentablemente la proyección de cine era muy escasa y poco apoyada. Le comenté de Shannon, de lo loca que estaba y que era mi mejor amiga. Me preguntó si dejé algún romance en Venezuela y no pude evitar reírme, e instantáneamente lo negué. Realmente ya nos estábamos conociendo más y era lindo saber cosas de ambos.
La comida había sido fantástica no se si era el hambre que tenía que me hacía pensar eso. El hecho es que la pasé genial, de inmediato nos fuimos a los Jardines de Versalles, estaba entusiasmada por ver esas fotografías. Me encantaba todo lo que tenga que ver con arte y París era una ciudad repleta de ello; puro arte.
Nunca había visto un lugar tan repleto de fuentes, estatuas, columnas, un lugar arquitectónicamente asombroso, tenía un amplio lago, a lo lejos se veía un palacio, los jardines eran como laberintos, por un momento me sentí en Alicia y el país de las maravillas. Habían muchas personas y diferentes fotografías todas eran fantásticas, ninguna menos buena que la otra, ya quería ver las de Christ.
—Colgaré las fotografías, ¿Podrías darte la vuelta? – me dijo.
—¿Porque? – pregunté confundida
—Solo sígueme la idea ¿Si?
—Está bien - Hice lo que me pidió, comencé a sentirme impaciente, cada 3 segundos le preguntaba si ya había terminado y el entre risas respondía que no.
opacó con la suya.
— Y bueno, ¿qué opinas? – Me preguntó mientras yo lo miraba fijamente a los ojos.
— No puedo creer que hayas elegido estas fotos, las de nuestro día en la Torre Eiffel, realmente estoy muy asombrada. –Dije- — el atardecer es tan hermoso –Añadí…
En las fotos solo estaba yo. Una me la tomó de improvisto, se apreciaba el hermoso atardecer, ese cielo anaranjado del que tanto me había enamorado; mi rostro y la grama estaban iluminados por las luces de la torre. La otra foto fue en el segundo piso de la torre, esta quedo realmente grandiosa, yo estaba de espalda, apoyada en uno de los costados y justo delante de mí la hermosa ciudad de París.
— El tema es “Mujer bella” ¿Que mejor modelo que tú? – Me dijo conservando esa gran sonrisa. No sabía que decirle, no tenía palabras solo agradecí y lo abrasé.
Definitivamente esta sorpresa de Christ me había encantado, pero jamás imaginé tener dos grandes sorpresas el mismo día. Mis orejas se alzaron ante aquellas palabras:
— Las calles de París están llenas de belleza, pero nunca imaginé encontrarme de nuevo con esta bella dama…
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