Moulin Rouge, Francia - París. |
MOULIN ROUGE: PARTE 1
Nuevamente desperté asustada tras ver el mismo sueño que había visto la pasada noche. ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Será alguna señal? –pensé. Realmente tenía que poner en orden mis pensamientos antes de dormir, no soportaba soñar algo tan confuso, leí que los sueños es una puerta escondida de los secretos del alma. Descarté la posibilidad de que la repetición del sueño fuera eso, una señal y acepté como más convincente el hecho de que solo fuera una simple coincidencia, sin embargo para mí, el sueño seguía siendo raro, ¿ignoraba a Christ por Louise y luego caía al abismo? — ¿Tendría que ver este sueño con algo de lo que pasó ayer en la exposición fotográfica? –Pensé-
Amaneció, entonces me di cuenta que esta noche había dormido menos que la anterior, el sol había salido demasiado rápido y las frescas mañanas paradisinas ya me estaban dando la bienvenida a un nuevo día. Me levanté a eso de las 9 de la mañana, me lavé los dientes y fui directamente a la cocina a prepararme una de esas tazas de café la que definitivamente me daría energías que no logré recuperar durante mi fallida noche de sueño.
Bebí el primer sorbo de café y entre las paredes escucho rebotar el sonido de mi celular. Mi celular estaba sonando y eso fue lo que esperé que hiciera desde anoche, dejé la taza sobre la barra de la cocina, y corrí a buscarlo, A mala hora, lo había perdido; otra vez… era increíble como lo dejaba en un lugar y de pronto estaba en otro, no puedo decir que mágicamente pero como odiaba eso y más cuando estaba esperando por el mensaje de alguien, ¿para qué mentir? por un mensaje de Christ, mi otro problema es que suelo atar mucho a las personas cuando creo que son agradables simplemente los convierto en mis amigos, pero a la final resulta que desaparecen y peor aun sin previo aviso.
Allí estaba, bajo la cama. ¿Me pregunto cómo rayos habrá llegado allí? Bueno, eso ahora no importaba. Abrí el menú, seleccioné los mensajes, ansiosa por leer que fuera de Christ… Y nuevamente me llevé gratis una punzada a mi ilusión, era tan solo atención al cliente ofreciendo una promoción… me di vuelta y justo cuando salí de la habitación para ir a la cocina a beberme mi taza de café, volvió a sonar el teléfono. Esta vez era una llamada… -se iluminaron mis ojos, mi corazón empezó a latir con ánimos y de inmediato regresé para atenderla:
— Hola –contesté con la esperanza de que fuera Christ, aunque el número de donde me llamaban no lo tenía registrado con su nombre.
— Buenos días, mi doncella – Era Louise, ¿Qué otro francés me podría estar llamando?
— Ah, hola. Buenos días. – exclamé algo desilusionada por el hecho de que no era Christ quien estaba del otro lado del teléfono.
— ¿Sabes por qué te llamo? –preguntó
— No, ¿Por qué? – respondí confundida
— Usted me debe una salida al Moulin Rouge ¿recuerdas? – me recordó
— Oh cierto, acepto ir con una condición.
— ¿Qué condición? – preguntó intrigado
— Qué no me llames usted de nuevo, me haces sentir… Grande, vieja, no lo sé. –dije mientras sonreía.
— Jajá, por supuesto y ¿Cómo prefieres que te llame?
— Lauren, estaría bien. –aseguré
— Habrá un espectáculo a las 9:00pm, pero me encantaría cenar con usted antes… - ¿usted? ¿Dijo usted?, pensé que habíamos llegado a un acuerdo. –dije para mis interiores- — oh, lo siento. Me encantaría cenar contigo Lauren, antes de ver el espectáculo. –Corrigió.
— Bien, ¿a las 7:00pm estaría bien?
— Esa hora esta perfecta. Me encantaría pasar por usted… - nuevamente volvió a decirlo- — oh, lo siento de nuevo. No me acostumbro aun. Mil disculpas – dijo arrepentido.
— No te preocupes, perfecto. ¿6:40 pm pasas por mí?
— A esa hora estaré allí.
Cerré mis ojos y en mi mente rebotaban una y otra vez la canción de Angel of Mine de Evanescence, “Tú eres todo lo que necesito ver, que ciertas cosas llegaron a ser significativas”… Era tan complejo explicar todo lo que sentía por dentro en ese momento. No sabía si inconscientemente ese fragmento de la canción era por Louise, con él no había tenido tantos momentos gratos como con Christ,
No logré explicar cómo fue que el tiempo pasó tan rápido… ¿3 horas habían pasado en esos pocos minutos en los que me quedé pensando? Fuera como fuera, debía empezar a arreglarme, no sabía que ropa ponerme. Para las 6:25 pm aun estaba planchando mi cabello, estaba desesperada. No quería quedar como impuntual. Se hicieron las 6:40 pm y escuché sonar el timbre de mi departamento. — Por favor que no sea Louise – murmuré desesperada mientras terminaba de pasar la plancha por mi cabello. Me miré al espejo, y retoqué un poco mi maquillaje. Me acomodé el cabello y nuevamente escuché sonar el timbre. Quizás había tardado demasiado.
Corrí hacia la puerta y miré por el visor para ver quién era. Era el… Louise, traía consigo un hermoso oso de peluche de color blanco con un corazón gigante que tenía escrito: ‘‘Je t'aime’’, que significaba Te Quiero en francés. Abrí la puerta y decidí ignorar el hermoso presente que sabía que era para mí.
— Bonjour. – exclamé
— Bonjour, mi doncella - sonrió. — ¿Sabes francés? – me preguntó
— ¡Por supuesto!, no mucho pero si me se defender, entiendo muchas cosas de tu lindo idioma. – respondí con sonrisa
— Esto es para ti. El corazón de una dama se conquista con detalles, espero que sea de tu agrado – me entregó el oso de peluche.
— Oh, Gracias. Qué hermoso. No tenías por qué hacerlo, me encanta, es un oso muy guapo. – Agradecí
— Debo hacer énfasis en lo hermosa que esta hoy, -anunció Louise mientras esperábamos a que las puertas del ascensor se abrieran para nosotros.
— Muchas gracias - fue lo único que conseguí decir mi único pensamiento era “Que no me encuentre a Christ por favor, que no me lo encuentre”. Apenas llegamos a la planta baja, caminé rápidamente hacia la calle y arrastré a Louise conmigo hasta donde estaba su lujoso auto negro.
— Por aquí Lauren, -dijo y me abrió la puerta. Tanta caballerosidad era halagadora pero a veces se tornaba incomoda. Entré de inmediato al auto, suspiré, gracias a Dios no nos encontramos con Christ. Se montó en el auto, encendió el carro y arrancamos rumbo al Moulin Rouge. Me preguntaba ¿A dónde me llevaría a cenar?...
— ¿Que piensas? –preguntó mientras desvió su mirada a mi rostro.
— Nada, me preguntaba ¿Dónde cenaríamos? – contesté
— Allí mismo en el Moulin Rouge – afirma
Llegamos y en el exterior nos dio la bienvenida un molino rojo gigante de aspas móviles. Era evidente lo llamativo de este lugar, habían luces y gente por todos lados. Nos bajamos del auto y entramos. Adentro, había una pista de baile gigantesca, un pequeño escenario, luces de todos los colores existentes, espejos y cortinados por todas partes. Al fondo había un jardín donde estaba instalado un enorme elefante de yeso.
Nos sentamos en unas de las mesas más cercanas al escenario y de inmediato apareció un joven con el menú. Era alto delgado de unos 27 años, esta demás decir lo guapo que era, su cabello lo llevaba hacia atrás, y poseía un lazo en su cuello.
— Bonsoir Bienvenue – nos dio la bienvenida el mesonero, su voz era refinada.
— Bonsoir – respondimos Louise y yo al mismo tiempo.
— Ceci est le menu du dîner – Nos indico que ese era el menú y nos lo entregó.
— Merci – Agradeció Louise y el mesonero se retiró.
— ¿Qué te apetece comer?- preguntó Louise
— ¿Qué me sugieres?
— Le potage parisien, es la sopa tradicional. Exquisita, deberíamos pedirla, ¿qué me opinas? –Admitió
— Me parece bien, entonces elegiremos la sopa. – Sonreí aun estando dudosa por cómo sería esa sopa. No era muy amante de las sopas, solo comía la que preparaba mi mamá aunque, admito que la de mi abuela es mil veces mejor. ¿Y si no me gustaba? ¿Cómo haría para no comerla? Bueno, luego me las ingeniaría. –pensé.
— Te encantará… - aseguró. – eso espero- pensé y sonreí.
Ese plato estuvo realmente delicioso, quedé satisfecha. Faltaban pocos minutos para comenzar el show, estaba ansiosa.
— ¿Te gustó la cena? –preguntó Louise
— Me encantó – afirmé
— Espero tener más veladas como esta. – anunció; se me hacia difícil concentrarme con él a mi alrededor y haciendo futuras invitaciones, por eso le dediqué una amplia sonrisa.
De pronto las luces se apagaron y el lugar solo quedó iluminado por las velas de cada mesa, y las luces en lo alto del escenario, Louise se acercó a donde yo estaba y descansa su brazo a mi alrededor. Mi corazón latía frenéticamente, la única vez que habíamos estado tan cerca era cuando tropecé en el recorrido al Sena y él me sujetó para que no me cayera.
— Ya va a comenzar – me susurró Louise y de inmediato comenzó el espectáculo.
Escuché esa voz cantar: — " Caught in a bad romance”
Todos los derechos Reservados. (c) 2011 por Autores: Victor Yustiz y Sharlot Vargas.
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Dedicado a: Samanta Callejas
Feliz Cumpleaños!
by: vxyustiz
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