NOTRE DAME
No, no, no. ¿De nuevo el mismo sueño? - Desperté de manera precipitada. Lo que más me asustaba era el hecho de caer y tener que ver a Christ mirarme con angustia. Tal vez la idea de un atrapasueños no es mala. -pensé
Me estiré y vi como la claridad del nuevo día entró por mi ventana. Busqué mi celular para saber la hora, y eran las 9:06 am. Al menos esta vez pude dormir un poco más, la falta de sueño me estaba provocando unas ojeras horrorosas, que en mi piel blanca se hacían cada vez más notables. Me levanté y fui hasta al baño para comprobar mi cara una vez más y asegurarme de que no tenía tantas ojeras como el día anterior. Me bañé de inmediato, tenía planeado hacer lo mismo de ayer: caminar por las calles de Paris, fotografiar y conseguir la guía de las paradas de los autobuses. Salí del baño, me vestí, me coloqué los audífonos de mi Ipod y lo encendí. Mi estomago pedía a gritos que lo alimentara, así que me preparé dos sándwich y un jugo de naranja. Hoy, debía llamar a mamá, era eso o dejar que armara un drama en Venezuela al sentirse preocupada; imaginar que llamaría a mi papá inventando y exagerando una y mil cosas eran las razones que no me dejarían pasar por alto el hecho de llamarla. Terminé de desayunar y de inmediato marqué el teléfono de mi casa en Venezuela; repicó muchas veces y nada que contestaban, colgué e intenté llamar de nuevo. Por fin contestó, era ella, mi mamá:
— Hola mamá, ¿cómo estás?
— ¡Hija! –exclamó sorprendida al escucharme. — bien... -añadió —¿Cómo te va cielo?, -preguntó emocionada
— Excelente, pero no he dormido casi -admití
— ¿A qué se debe hija?, ¿El cambio de horario te está afectando? –preguntó preocupada
— No, no es eso, es solo que tengo pesadillas. - afirmé
— Cierto hija, tu papá me comentó. Y dime, ¿Que has soñado?, - No era posible, ella no debía estar preguntando eso. No era recomendable hacer una descripción detallada del puente, de Christ y Louise en cada uno de los extremos y de como yo caía al abismo. Seguro pensaría que estaba loca, y su primera pregunta sería: ¿que pasa con esos dos chicos como para que estés soñando con ellos?
— No lo sé, simplemente me levanto asustada, pero en la mañana no recuerdo nada -mentí.
— Bueno trata de antes de dormir tomarte un té o leche caliente, de forma de calmar un poco tus pensamientos ó duerme con música. - sugirió
— Si, lo de dormir con música ya lo he intentado. Pero bueno mamá no te preocupes, del resto me encanta todo. Aquí es asombrosamente increíble, las calles son tan antiguas, algunas tan angostas que realmente me fascinan. – Intenté cambiar el tema.
— Me encanta que te guste, ya que será tu hogar por 6 meses, los cuales siento que para mí se harán eternos. –rezongó entristecida.
— Bueno mamá, hablamos luego, me prepararé para salir y conocer las calles, ayer caminé mucho y ¡realmente lo disfruté! – exclamé convencida.
— Está bien hija. ¿con quién vas? ¿con el chico que conociste en el aeropuerto? –preguntó. ¿era en serio? ¿me estaba preguntando por Christ? –pensé y de inmediato me invadió la nostalgia.
— Eh, no mamá, el está en su trabajo. – afirmé y me salté el hecho de que no me hablaba y que ya no quería ser mi amigo… -suspiré- — Bueno mamá hablamos luego te quiero mucho – me despedí.
— Chao hija, que tengas un día entretenido. Te amo. – Se despidió y colgó el teléfono.
Una vez más comprobé eso de que cuando no quieres recordar a alguien o algo habrán infinidades de cosas que insistirán en mantenértelo presente; ya sean personas, lugares, anuncios en la televisión o simplemente pequeñas coincidencias en cada esquina por la que pases. No podía dejar que eso arruinara mi día, ya había intentado arreglar las cosas con Christ y él no había querido. Era momento de caminar, debía despejar mi mente y conocer Paris; tomé mis llaves, mi bolso y salí del departamento. Decidí irme por las escaleras, en algún rincón de mi defectuosa cordura existía la esperanza de encontrarme con Christ… pero bueno, fue en vano. Salí del edificio con la misma duda de siempre: ¿derecha o izquierda?
Esta vez iría en dirección a la derecha para ver que encontraba. Caminé y era igual de bonita que por la izquierda lo que mas me llamaba la atención eran las esquinas; Muchas eran circulares, y había negocios; la mayoría vendían cafés, y dulces. Por todos lados habían arboles de tamaños enormes y como estábamos en otoño todo era naranja, las calles estaban llenas de ese color nostálgico, en donde los arboles se despiden con ese aspecto de soledad, para que luego llegue la primavera con sus colores vivos y pintorescos.
Sin darme cuenta llegué a un lindo parque, lleno de bancas y un gran lago en el centro, había gente por todos lados. Me senté para descansar un poco y apreciar todo. Este sitio tenía la atmosfera perfecta para leer un libro e imaginarte los hechos de este. Muchas personas vienen a Francia en busca de su alma gemela. – pensé, suspiré y de inmediato recordé la frase que leí hace tiempo: “A cada uno de tus cambios le corresponde otra alma gemela”. Y es cierto, tal vez siempre encontremos a alguien que tenga similitudes con nosotros, y se hace nuestra alma gemela con respecto algunos temas y gustos que compartamos. Pero las almas gemelas no son solo eso; son las que comparten el mismo amor, el mismo hecho de amar, el suceso de estar enamorados, el ser cursi, el ser divertido, el pelear, el solucionar la pelea, el interpretar una mirada, regalarse una sonrisa, el ser uno mismo. Para mí, eso es un alma gemela…
Mientras estaba sentada escuché a 2 señoras hablar de Notre Dame. Me levanté y decidí irme a Notre Dame quería apreciar una de las catedrales más antiguas de esta ciudad, tomé un taxi, caminar no era buena idea en este momento, no sabía que lejos o cerca me encontraba de ella.
Resulta que Notre Dame queda en una isla sobre el Rio Sena, no había llegado y ya me parecía maravilloso, Paris giraba en torno al Sena, me alegraba porque no me sentía extraviada ya que el Sena me lo conocía en algunas de sus partes, lo había apreciado y sabía lo hermoso que era, sus puentes eran grandiosos y habían docenas de ellos, era increíble, El taxi me dejó en uno de los extremos y caminé un poco, no era difícil imaginarme la película, no puedo negar que el aspecto era tenebroso pero a la vez espectacular, un poco de misterio le da ese estilo gótico a la cual la catedral es perteneciente, entré y empecé a recorrerla; era gratis, eso me pareció mas maravilloso. Fue fantástico, habían columnas y pilares por todos lados, de techo alto y muy elaborado, habían arcos punteados, y unos ventanales con unos unos vitrales sorprendentes colores y con la luz solar reflejada en ellos daban un tono más misterioso...
Quería subir y ver las gárgolas, no dejaba de imaginármelas como eran. Para ello pagué 8 euros que era lo que costaba subir a verlas, pero fue increíble; eran un poco espeluznantes, de aspectos demoniacos, y nada graciosas como se mostraban en la película del Jorobado de Notre Dame. Allá arriba duré muchísimo tiempo, entre tantas fotos me perdí. Conocí a una pareja mexicana que se encontraba de luna de miel y le pedí que me tomaran algunas fotos luego de yo haberlos fotografiado a ellos con su cámara. Realmente quería hacer perdurar el recuerdo de este día, y tenía las suficientes fotos como para lograrlo.
Bajé y me fui en busca de un taxi, mi estomago aclamaba a gritos que lo alimentara, de tanto recorrido y fotos se me había olvidado ir a comer, le pedí al taxi que me dejara en el parque para así buscar por esa zona algún restaurante. De inmediato sonó mi celular, por suerte no lo tenía en mi bolso o tardaría una década en encontrarlo, lo saqué de mi bolsillo trasero y contesté:
— Hola hermosa, ¿Como me le va? – saludó Louise.
— Hola Louise, estoy bien. Acabo de visitar Notre Dame y quedé fascinada, tu ciudad poco a poco se está ganando un lugar en mi corazón. – Dije entusiasmada.
— Espero yo también ganarme un lugar allí –murmuró y de inmediato me petrifiqué al oírlo. No podida juntar palabras, estaba un poco nerviosa. ¿un poco nerviosa? CORRIJO, muy nerviosa por su comentario – tragué y dejé escapar una carcajada.
— Jajá, y ¿Que estás haciendo? — Pregunté mientras temblaba y sonreía.
— Debo decir que los caminos de Paris hoy no son para nuestro encuentro. Estoy ayudando a mi padre con la empresa pronto vendrán unos empresarios a la ciudad para cerrar un negocio.
— No te preocupes Louise, cuando puedas nos vemos, ahora es que me queda tiempo en tu ciudad. – Asentí con entusiasmo.
— Mi bella dama, me despido. Espero verte pronto. Fue grato hablarte.
— Que estés bien Louise nos vemos pronto, -anuncié y colgamos. Insisto, su voz era tan perfecta que hasta por teléfono hacia que mis latidos fueran más rápidos que el ritmo habitual.
El taxi me dejó cerca del parque, era lindo ver como en el lago se reflejaban las luces de la ciudad, Paris estaba lleno de faros y eso le daba un aspecto tan encantador. Me fui caminando y encontré una cafetería, de nuevo compre unos pretzel y un café, me estaba asustando mi nuevo fanatismo al café. Pero como no tomarlo, si aquí lo preparaban tan delicioso. Me fui de nuevo a las bancas del parque quería apreciar esos hermosos atardeceres parisinos, y así fue, le sol ya se estaba ocultando y pintaba el cielo de varios colores entre esos amarillo, naranja y rojos, la brisa de otoño decía presente, estaba enamorada. Paris me hechizo, caí en el encanto de la ciudad de las luces y el amor.
Caminé de regreso al departamento, y me encontré una tienda de DVD, entré y me caminé varios estantes en busca de alguna película que me llamara la atención, varios títulos me eran conocidos, otros eran de películas francesas que jamás había escuchado. Me llamo la atención una película estadounidense que se llama Waiting for forever.
Llegué al edificio, y esta vez me fui por el ascensor. Estaba muy cansada como para irme por las escaleras, aparte era inútil ya querer encontrarme con Christ si llevaba dos días desaparecido. Una vez en mi apartamento me alisté para dormir y me instalé a ver la película que había comprado. Willy pijamas amé ese personaje, una prueba más que las almas gemelas existen, tan solo tenemos que esperar que en algún momento se pondrán en nuestro camino y jamás las querremos soltar. Esta historia, realmente me había encantado solo anhelaba que fuera un libro porque si la película fue grandiosa el libro tenía que serlo aun mas. Amé el hecho de que Willy fuera artista, que hiciera malabares y divirtiera a un montón de gente, amé su sombrero.
Me estiré y vi como la claridad del nuevo día entró por mi ventana. Busqué mi celular para saber la hora, y eran las 9:06 am. Al menos esta vez pude dormir un poco más, la falta de sueño me estaba provocando unas ojeras horrorosas, que en mi piel blanca se hacían cada vez más notables. Me levanté y fui hasta al baño para comprobar mi cara una vez más y asegurarme de que no tenía tantas ojeras como el día anterior. Me bañé de inmediato, tenía planeado hacer lo mismo de ayer: caminar por las calles de Paris, fotografiar y conseguir la guía de las paradas de los autobuses. Salí del baño, me vestí, me coloqué los audífonos de mi Ipod y lo encendí. Mi estomago pedía a gritos que lo alimentara, así que me preparé dos sándwich y un jugo de naranja. Hoy, debía llamar a mamá, era eso o dejar que armara un drama en Venezuela al sentirse preocupada; imaginar que llamaría a mi papá inventando y exagerando una y mil cosas eran las razones que no me dejarían pasar por alto el hecho de llamarla. Terminé de desayunar y de inmediato marqué el teléfono de mi casa en Venezuela; repicó muchas veces y nada que contestaban, colgué e intenté llamar de nuevo. Por fin contestó, era ella, mi mamá:
— Hola mamá, ¿cómo estás?
— ¡Hija! –exclamó sorprendida al escucharme. — bien... -añadió —¿Cómo te va cielo?, -preguntó emocionada
— Excelente, pero no he dormido casi -admití
— ¿A qué se debe hija?, ¿El cambio de horario te está afectando? –preguntó preocupada
— No, no es eso, es solo que tengo pesadillas. - afirmé
— Cierto hija, tu papá me comentó. Y dime, ¿Que has soñado?, - No era posible, ella no debía estar preguntando eso. No era recomendable hacer una descripción detallada del puente, de Christ y Louise en cada uno de los extremos y de como yo caía al abismo. Seguro pensaría que estaba loca, y su primera pregunta sería: ¿que pasa con esos dos chicos como para que estés soñando con ellos?
— No lo sé, simplemente me levanto asustada, pero en la mañana no recuerdo nada -mentí.
— Bueno trata de antes de dormir tomarte un té o leche caliente, de forma de calmar un poco tus pensamientos ó duerme con música. - sugirió
— Si, lo de dormir con música ya lo he intentado. Pero bueno mamá no te preocupes, del resto me encanta todo. Aquí es asombrosamente increíble, las calles son tan antiguas, algunas tan angostas que realmente me fascinan. – Intenté cambiar el tema.
— Me encanta que te guste, ya que será tu hogar por 6 meses, los cuales siento que para mí se harán eternos. –rezongó entristecida.
— Bueno mamá, hablamos luego, me prepararé para salir y conocer las calles, ayer caminé mucho y ¡realmente lo disfruté! – exclamé convencida.
— Está bien hija. ¿con quién vas? ¿con el chico que conociste en el aeropuerto? –preguntó. ¿era en serio? ¿me estaba preguntando por Christ? –pensé y de inmediato me invadió la nostalgia.
— Eh, no mamá, el está en su trabajo. – afirmé y me salté el hecho de que no me hablaba y que ya no quería ser mi amigo… -suspiré- — Bueno mamá hablamos luego te quiero mucho – me despedí.
— Chao hija, que tengas un día entretenido. Te amo. – Se despidió y colgó el teléfono.
Una vez más comprobé eso de que cuando no quieres recordar a alguien o algo habrán infinidades de cosas que insistirán en mantenértelo presente; ya sean personas, lugares, anuncios en la televisión o simplemente pequeñas coincidencias en cada esquina por la que pases. No podía dejar que eso arruinara mi día, ya había intentado arreglar las cosas con Christ y él no había querido. Era momento de caminar, debía despejar mi mente y conocer Paris; tomé mis llaves, mi bolso y salí del departamento. Decidí irme por las escaleras, en algún rincón de mi defectuosa cordura existía la esperanza de encontrarme con Christ… pero bueno, fue en vano. Salí del edificio con la misma duda de siempre: ¿derecha o izquierda?
Esta vez iría en dirección a la derecha para ver que encontraba. Caminé y era igual de bonita que por la izquierda lo que mas me llamaba la atención eran las esquinas; Muchas eran circulares, y había negocios; la mayoría vendían cafés, y dulces. Por todos lados habían arboles de tamaños enormes y como estábamos en otoño todo era naranja, las calles estaban llenas de ese color nostálgico, en donde los arboles se despiden con ese aspecto de soledad, para que luego llegue la primavera con sus colores vivos y pintorescos.
Sin darme cuenta llegué a un lindo parque, lleno de bancas y un gran lago en el centro, había gente por todos lados. Me senté para descansar un poco y apreciar todo. Este sitio tenía la atmosfera perfecta para leer un libro e imaginarte los hechos de este. Muchas personas vienen a Francia en busca de su alma gemela. – pensé, suspiré y de inmediato recordé la frase que leí hace tiempo: “A cada uno de tus cambios le corresponde otra alma gemela”. Y es cierto, tal vez siempre encontremos a alguien que tenga similitudes con nosotros, y se hace nuestra alma gemela con respecto algunos temas y gustos que compartamos. Pero las almas gemelas no son solo eso; son las que comparten el mismo amor, el mismo hecho de amar, el suceso de estar enamorados, el ser cursi, el ser divertido, el pelear, el solucionar la pelea, el interpretar una mirada, regalarse una sonrisa, el ser uno mismo. Para mí, eso es un alma gemela…
Mientras estaba sentada escuché a 2 señoras hablar de Notre Dame. Me levanté y decidí irme a Notre Dame quería apreciar una de las catedrales más antiguas de esta ciudad, tomé un taxi, caminar no era buena idea en este momento, no sabía que lejos o cerca me encontraba de ella.
Resulta que Notre Dame queda en una isla sobre el Rio Sena, no había llegado y ya me parecía maravilloso, Paris giraba en torno al Sena, me alegraba porque no me sentía extraviada ya que el Sena me lo conocía en algunas de sus partes, lo había apreciado y sabía lo hermoso que era, sus puentes eran grandiosos y habían docenas de ellos, era increíble, El taxi me dejó en uno de los extremos y caminé un poco, no era difícil imaginarme la película, no puedo negar que el aspecto era tenebroso pero a la vez espectacular, un poco de misterio le da ese estilo gótico a la cual la catedral es perteneciente, entré y empecé a recorrerla; era gratis, eso me pareció mas maravilloso. Fue fantástico, habían columnas y pilares por todos lados, de techo alto y muy elaborado, habían arcos punteados, y unos ventanales con unos unos vitrales sorprendentes colores y con la luz solar reflejada en ellos daban un tono más misterioso...
Quería subir y ver las gárgolas, no dejaba de imaginármelas como eran. Para ello pagué 8 euros que era lo que costaba subir a verlas, pero fue increíble; eran un poco espeluznantes, de aspectos demoniacos, y nada graciosas como se mostraban en la película del Jorobado de Notre Dame. Allá arriba duré muchísimo tiempo, entre tantas fotos me perdí. Conocí a una pareja mexicana que se encontraba de luna de miel y le pedí que me tomaran algunas fotos luego de yo haberlos fotografiado a ellos con su cámara. Realmente quería hacer perdurar el recuerdo de este día, y tenía las suficientes fotos como para lograrlo.
Bajé y me fui en busca de un taxi, mi estomago aclamaba a gritos que lo alimentara, de tanto recorrido y fotos se me había olvidado ir a comer, le pedí al taxi que me dejara en el parque para así buscar por esa zona algún restaurante. De inmediato sonó mi celular, por suerte no lo tenía en mi bolso o tardaría una década en encontrarlo, lo saqué de mi bolsillo trasero y contesté:
— Hola hermosa, ¿Como me le va? – saludó Louise.
— Hola Louise, estoy bien. Acabo de visitar Notre Dame y quedé fascinada, tu ciudad poco a poco se está ganando un lugar en mi corazón. – Dije entusiasmada.
— Espero yo también ganarme un lugar allí –murmuró y de inmediato me petrifiqué al oírlo. No podida juntar palabras, estaba un poco nerviosa. ¿un poco nerviosa? CORRIJO, muy nerviosa por su comentario – tragué y dejé escapar una carcajada.
— Jajá, y ¿Que estás haciendo? — Pregunté mientras temblaba y sonreía.
— Debo decir que los caminos de Paris hoy no son para nuestro encuentro. Estoy ayudando a mi padre con la empresa pronto vendrán unos empresarios a la ciudad para cerrar un negocio.
— No te preocupes Louise, cuando puedas nos vemos, ahora es que me queda tiempo en tu ciudad. – Asentí con entusiasmo.
— Mi bella dama, me despido. Espero verte pronto. Fue grato hablarte.
— Que estés bien Louise nos vemos pronto, -anuncié y colgamos. Insisto, su voz era tan perfecta que hasta por teléfono hacia que mis latidos fueran más rápidos que el ritmo habitual.
El taxi me dejó cerca del parque, era lindo ver como en el lago se reflejaban las luces de la ciudad, Paris estaba lleno de faros y eso le daba un aspecto tan encantador. Me fui caminando y encontré una cafetería, de nuevo compre unos pretzel y un café, me estaba asustando mi nuevo fanatismo al café. Pero como no tomarlo, si aquí lo preparaban tan delicioso. Me fui de nuevo a las bancas del parque quería apreciar esos hermosos atardeceres parisinos, y así fue, le sol ya se estaba ocultando y pintaba el cielo de varios colores entre esos amarillo, naranja y rojos, la brisa de otoño decía presente, estaba enamorada. Paris me hechizo, caí en el encanto de la ciudad de las luces y el amor.
Caminé de regreso al departamento, y me encontré una tienda de DVD, entré y me caminé varios estantes en busca de alguna película que me llamara la atención, varios títulos me eran conocidos, otros eran de películas francesas que jamás había escuchado. Me llamo la atención una película estadounidense que se llama Waiting for forever.
Llegué al edificio, y esta vez me fui por el ascensor. Estaba muy cansada como para irme por las escaleras, aparte era inútil ya querer encontrarme con Christ si llevaba dos días desaparecido. Una vez en mi apartamento me alisté para dormir y me instalé a ver la película que había comprado. Willy pijamas amé ese personaje, una prueba más que las almas gemelas existen, tan solo tenemos que esperar que en algún momento se pondrán en nuestro camino y jamás las querremos soltar. Esta historia, realmente me había encantado solo anhelaba que fuera un libro porque si la película fue grandiosa el libro tenía que serlo aun mas. Amé el hecho de que Willy fuera artista, que hiciera malabares y divirtiera a un montón de gente, amé su sombrero.
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