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martes, 8 de noviembre de 2011

Euro Disney

Disneyland - París.
 EURO DISNEY


Los sueños habían desaparecido, al parecer el atrapasueños estaba funcionando, o tal vez era que me sentía mas segura estando con papá en casa, le veía mas lógica a la segunda opción, aunque no podía dejar a un lado mi nuevo atrapasueños, y lo hermoso que se veía sobre la ventana. Desperté y fuí a hacer el desayuno, pero papá se me había adelantado. Extrañaba esos ricos emparedados que él preparaba, comimos, me arreglé apresuradamente y nos fuimos directo a Euro Disney. Papá había contratado a una empresa que nos llevaría en autocares, son unos inmensos autobuses, el trayecto fue cómodo y rápido, realmente lo disfruté, nos sentamos cerca  de una ventana, observando cada calle que pasábamos…
—    ¿Te trajiste la cámara? – preguntó papá
—    Si, tenemos que tomar muchas fotos y enviárselas a mamá -dije sonriente.
—    No solo eso,  tenemos que fotografiar cuando te gane en golf…
—    Jaja, - sonreí – He estado prácticando ya verás, te daré pelea - afirmé
—    Ya veremos, ya veremos. –dijo descuidado.
—    Papá, y ¿Cuántos días estarás aquí?
—    Hasta mañana. – anunció y de su rostro desapareció la hermosa sonrisa que me había regalado.
—    ¿QUE?, ¿tan rápido?, si apenas llegaste ayer, - dije entristecida.
—    Si lo sé, pero dejé muchas cosas pendientes, pronto vendré con mamá no te preocupes – dijo para intentar consolarme.
Ya estábamos cerca, ya podía ver los colores y la inmensa estructura, tenía en claro que Disneyland Paris, era llamado el paraíso de niños y mayores ya que este significaba un atractivo lo suficientemente fuerte como para atraer la atención de personas que se encontraban a distancias muy largas. El hecho de estar visitando este lugar con mi papá me encantaba, recordaba aquellos momentos de niña cuando visité el Disneyland en Estados Unidos con él y mamá; son pequeños recuerdos que espero que permanezcan por siempre en mi mente.
—    Y bien, ¿Qué te parece?, -preguntó papá.
—    ¡Es Hermoso!, me encanta. –sonreí. — Gracias papá, gracias por haber venido, me encanta que estes aquí. –lo abrasé y besé su mejilla.
—    Te adoro mi niña. – dijo y me abrazó de igual forma.
 El lugar era gigantesco, era perfecto, sencillamente destinado al entretenimiento y la diversión. Hay un campo de golf de primera clase al que sin duda no me privé de entrar. Amaba el golf al igual que a mi padre, algo que nunca lograría hacer sería ganarle, eso ya lo había comprobado, en lo único que era mejor que él era en los videojuegos…
—    ¿Entonces?, ¿quien sigue con el título de mejor jugador de golf? – me dijo mirándome fijamente luego de haberme ganado.
—    Jaja, no se vale, tú tienes más años que yo practicando – intenté justificar mi derrota.
—    Cierto, ya verás que con el tiempo serás tan buena como yo – noté como estaba presumiendo.
—    Jaja, bueno algún día te ganaré, ya verás – Anuncié esperanzada.
Disfruté de Eurodisney y especialmente del gran parque de atracciones, pero sobre todo disfruté ese maravilloso día con papá, compramos muchos dulces y caminamos por todos lados, nos tomamos infinidades de fotos, solo faltaba mamá, me entristecía saber que dentro de poco seria su cumpleaños y no estaria ahí para ella, debería comprarle algo y aprovechar a mandarselo con papá. – pensé.

Estuve encantada de visitar Walt Disney Studios, me indicaron que  activara el Bluetooth de mi movil para recibir noticias de los eventos según paseaba por algunas zonas del parque. Fue uno de los sitios que mas disfruté del día. Amo el cine, por eso mi plan era estudiarlo, es como darle imágenes en movimiento a una historia sobre papel; el cine era uno de mis artes preferidos, nunca habia intentado escribir una historia, por eso creo que me vendría mejor dirigir. Aunque me encantaría escribir y producir mi propia historia. Solo de pensarlo mi mente es invandida con un montón de ideas. Mi sueño es de algún día producir una película y que mejor que tomar esta ciudad como escenario. Sería grandioso -pensé.
 Me tomé fotografías con Mickey, el Pato Donald, está demas decir que es un clásico; incluso me fotografié hasta con los más modernos muñecos de Toy Story. Mickey y sus amigos desfilaron envueltos en un mundo “de color y fantasía” que sin duda para mi fue uno de esos momentos más mágicos de los clásicos Disney World.
Papá no paraba de sonreir, sentia que estaba feliz, jugar golf con él fue increible, muchas veces senti que me dejó anotar mas hoyos, pero a la final me ganó. Ya mi reloj marcaba las 6:11 pm, era increible lo rápido que pasó el día, entre risas, y fotografias. El cielo nos regalaba otro atardecer de otoño, ese donde combina los colores de las hojas caidas con la del sol despidiendose del dia. La mezcla de naranja, rosado y azul. En definitiva era la parte del dia que disfrutaba más, al ver formarse los crepusculos, entenderas que el dia acaba y por más bueno o malo que haya sido, te dejara retazos de recuerdos que tu mente decidira archivar.
Mis pensamientos era un collage, tenía mil y un recuerdos, conversaciones, sonrisas, cosas. Pensar coherente no se me estaba dando últimamente, ya estábamos en el departamento, fui hasta el cuarto de papá vi que estaba dormido, apague su lámpara y me fui al mío, decidí soñar.

Todos los derechos Reservados. (c) 2011 por Autores: Victor Yustiz y Sharlot Vargas.

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